Henri Matisse, Srta. Yvonne Landsberg |
En acto litúrgico dedico mi alma a la soledad;
Irremediable la tristeza que envuelve ese rito.
Sola, pido a Dios frente a un altar erigido
con poco placer, pero que asemeja
la ajena geografía de tu corazón partido.
Recurren los sueños oscuros y estrechos
Penosos amores de vidas antepasadas
¿Es lástima de lo que hablan tus ojos,
o es inexpresiva la mirada?
Quizás obstinado olvido.
Sólo la superficie de tu voz me llega
Equivoco el eco con tu dulce sonrisa,
tal vez tu llanto. Siento el alma destruída
pero la soledad íntima a veces acompaña.
Si al fin de mis días logro dejar este culto
clandestino,
según el propuesto solitario juego,
me atreveré a decirte:
"Háblame de lo profundo en tu corazón.
Háblame de... de tu corazón partido. Háblame..."
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