domingo, 27 de noviembre de 2011

aromas celestiales (nocturno: tu ayah, tu doncella)


Gustav Klimt, Amigas, 1916-17
Aparece una princesa en los entornos de mi corazón.
Su frente luce guirnaldas de jazmín, sándalos, mimosas.  
Le rodea música como una aureola en un eclipse de sol.
Sus ojos sonríen denotando el canto de ángeles
coronando a su Dios.  

"¿Quieres ser mi ayah? pregunta sigilosamente,
¿vestirme las noches con perfumes de rosas, lavanda o mirra?…"
"Háblame", sugiere (suplica), "tu voz tranquiliza".  
Atónita por a lo que su nobleza invita,
mi silencio es quizá un secreto llanto de ilusión.

Sospecho usa el perfume para la purificación del espíritu;
suspira como una novia en anticipación a su noche de primer amor.  
Parece ya envuelta en esencias de pureza y exaltación divina
y pienso, Dios la quiso para promulgar belleza y amor.  
Y con voz discreta contesto:
'Permíteme ser tu ayah, tu doncella,
cuánto el gusto, (dulce princesa) cuánto el honor!'.   
Edouard Manet, Olympia, 1865
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