domingo, 6 de noviembre de 2011

huellas profundas

Jan Toorop, El valle de las rosas

Mantiene en sus brazos los sueños perdidos 
y en su alma la voz de cielos hundidos;
su mente es un torbellino de pasiones arrancadas
que del mar brotan en fuentes de oro coronador.  

Santa la noche, santo el destino.
Sus penas, las notas de un canario a trino
en vano dedica sus días a desencadenar las huellas profundas de su juventud,
busca un regazo donde alojar antiguos pecados de amor.

Sueños perdidos, porque es tarde el dolor.   

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