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John William Waterhouse, La señorita Clare, 1900 |
La noche ya despierta
y la chica candorosa observa a la luna
pensando que le espera allí alguien.
Sin saber quién ni qué mares de la luna
incitan su regreso a ese lugar enamorado,
se propone subir hasta encontrarle.
[El amor paciente no decía palabra,
sin besos, sin caricias, sólo contemplaba.]
Una chica ingenua bajo el hechizo de tus labios,
no sabía que amaba.
Recuerdos dulces guardados en su alma:
Eras la más bella entre flores blancas.
El sudor en tu frente parecía el rocío de la tarde.
Oía tu corazón latir cuando le acercabas a tu costado,
lo que ahora piensa eran tus abrazos.
[El amor paciente no decía palabra
sin besos, sin caricias, sólo contemplaba.]
Y recuerda que existe la muerte...
¿Sería otra la luna donde debía amarle?
y la chica candorosa observa a la luna
pensando que le espera allí alguien.
Sin saber quién ni qué mares de la luna
incitan su regreso a ese lugar enamorado,
se propone subir hasta encontrarle.
[El amor paciente no decía palabra,
sin besos, sin caricias, sólo contemplaba.]
Una chica ingenua bajo el hechizo de tus labios,
no sabía que amaba.
Recuerdos dulces guardados en su alma:
Eras la más bella entre flores blancas.
El sudor en tu frente parecía el rocío de la tarde.
Oía tu corazón latir cuando le acercabas a tu costado,
lo que ahora piensa eran tus abrazos.
[El amor paciente no decía palabra
sin besos, sin caricias, sólo contemplaba.]
Y recuerda que existe la muerte...
¿Sería otra la luna donde debía amarle?
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