San Lucas, 1:28-35
Y habiendo entrado el ángel adonde ella estaba, le dijo:
Dios te salve, llena de gracia, el Señor es contigo:
bendita tú eres entre todas las mujeres.
Al oir tales palabras, la virgen se turbó y púsose a considerar qué significaría una tal salutación.
Y el ángel le dijo:
¡Oh María! No temas, porque has hallado gracia en los ojos de Dios: Sábete que has de concebir en tu seno, y darás a luz un hijo, a quien pondrás por nombre JESÚS. Éste será grande y será llamado Hijo del Altísimo y su reino no tendrá fin.
Pero María dijo al ángel:
"¿Cómo ha de ser eso? Pues yo no conozco ni jamás conoceré varón alguno."
El ángel en respuesta, le dijo:
El Espíritu Santo descenderá sobre ti, y la virtud del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por cuya causa el fruto santo que de ti nacerá será llamado Hijo de Dios. Y ahí tienes a tu parienta Isabel, que en su vejez ha concebido también un hijo; y la que se llamaba estéril, hoy cuenta ya el sexto mes; porque para Dios nada es imposible.
Entonces dijo María:
"He aquí la esclava del Señor, hágase en mi según tu palabra."
Y en seguida el ángel, desapareciendo, se retiró de su presencia.

Y habiendo entrado el ángel adonde ella estaba, le dijo:
Dios te salve, llena de gracia, el Señor es contigo:
bendita tú eres entre todas las mujeres.
Al oir tales palabras, la virgen se turbó y púsose a considerar qué significaría una tal salutación.
Y el ángel le dijo:
¡Oh María! No temas, porque has hallado gracia en los ojos de Dios: Sábete que has de concebir en tu seno, y darás a luz un hijo, a quien pondrás por nombre JESÚS. Éste será grande y será llamado Hijo del Altísimo y su reino no tendrá fin.
Pero María dijo al ángel:
"¿Cómo ha de ser eso? Pues yo no conozco ni jamás conoceré varón alguno."
El ángel en respuesta, le dijo:
El Espíritu Santo descenderá sobre ti, y la virtud del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por cuya causa el fruto santo que de ti nacerá será llamado Hijo de Dios. Y ahí tienes a tu parienta Isabel, que en su vejez ha concebido también un hijo; y la que se llamaba estéril, hoy cuenta ya el sexto mes; porque para Dios nada es imposible.
Entonces dijo María:
"He aquí la esclava del Señor, hágase en mi según tu palabra."
Y en seguida el ángel, desapareciendo, se retiró de su presencia.

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